El corredor de bolsa neoyorkino Jordan Belfort (Leonardo Di Caprio) representa el ejemplo del gran "éxito" del capitalismo salvaje en un joven y ambicioso veinteañero. Fundó una importante agencia bursátil que le hizo multimillonario en muy poco tiempo gracias a sus conocimientos, sus habilidades sociales y su espíritu maquiavélico.
Cambió de vida gracias al dinero, "poderoso caballero" que diría Quevedo: se divorció de su mujer para casarse con la modelo Naomi (Margot Robbie), y se mudó a una mansión para vivir a cuerpo de rey, esto es, conducir cochazos y tomar caviar en yates, por no hablar del mundo sórdido de las drogas, de las juergas deshumanizadoras en las que lanzan enanos a una diana, rapan al cero a mujeres o contratan a prostitutas para desenfrenadas orgías.
Sin embargo, el precio de ese "éxito" capitalista no es gratuito. Engañar a los inversores que pierden millones de dólares, a las mujeres, a los amigos, no puede salir gratis.
Martin Scorsese, 2013
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