Películas como ésta son necesarias en el mundo capitalista salvaje, mercado-técnico y porno-consumista que vivimos. Sientan como agua de mayo.
El director de El camino a casa, relata una historia real que ocurrió durante la revolución cultural de Mao Zedong en una pequeña aldea del corazón de China. Jing es una de las jóvenes estudiantes que llegan a ese lugar para ser reeducadas en el trabajo del campo. Su padre es prisionero político y su madre pende de un hilo por problemas económicos.
Allí conoce a un joven llamado San. Su madre se suicidó por motivos políticos. Y su padre es un importante oficial del ejército chino.
Jing y San se enamoran y viven una relación de entrega al otro y puro enamoramiento, aunque saben que es un amor prohibido. Se ven obligados a esperarse. Pero es un amor puro e inocente, un amor verdadero.
-Mi madre no me deja enamorarme antes de los 25. ¿Qué pasará si no podemos estar juntos entonces?
-Que esperaré toda mi vida.
Si yo me muero seguiré viviendo en ti. Pero si tú te mueres yo ya estaré muerto.
Zhang Yimou, 2010
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